La reflexología es un rebrote de la Digitopuntura china, practicada para el placer y la salud.
Los pies conectan la energía vital básica del hombre con la energía básica de la tierra.
El energético contacto con las manos del terapeuta con los pies de la persona, crea un flujo energético, armonizando y mejorando el estado de salud.
El cuerpo humano está totalmente reflejado en los pies en forma tridimensional, cada punto del pie se corresponde con una región del cuerpo, un órgano, un sistema, etc.
Podemos definir la reflexoterapia como el tratamiento de ciertas enfermedades por medio de masajes en determinados puntos de los pies, manos, cara, orejas, con el fin de estimular capacidades curativas del organismo.
El sistema nervioso es el órgano que rige y coordina todas las funciones de nuestro organismo, ya sean conscientes o inconscientes, y es el responsable de las respuestas reflejadas o directas ante cualquier estímulo.
La estimulación mediante la manipulación precisa sobre las terminaciones de la piel en los puntos y zonas reflejadas de los pies, es transmitida vía neuronal y produce lógicamente una respuesta orgánica, muscular, estructural, química y energética.
Los pies no son lo único que se trata, también podemos realizar una reflexología en las manos, en la cara y en las orejas, más conocido como auriculoterapia.
Esta respuesta ayuda a nuestro cuerpo en su proceso natural de autocuración, normalización, obteniendo así el equilibrio energético estructural, funcional y emocional imprescindible para gozar de una óptima calidad de vida.
Con la reflexoterapia conseguimos:
- Reforzar las transmisiones nerviosas.
- Potenciar la autorregulación y autocuración de nuestro organismo fortaleciendo las defensas.
- Favorecer la respiración y nutrición celular.
- Relajar profundamente.
- Mejorar la circulación sanguínea, linfática y energética.
- Evitar estancamiento de toxinas y elementos de desecho en los tejidos.
- Disminuir y/o eliminar el dolor.
La reflexoterapia debemos considerarla como una terapia complementaria, que se puede trabajar de forma paralela a los tratamientos médicos.
Está indicada para el tratamiento de:
- Estrés, depresión, cefaleas, ansiedad…
- Columna vertebral, tensión muscular…
- Estreñimiento, diarrea…
- Problemas en órganos de los sentidos, vista, oídos, como por ejemplo vértigos.
- Desarreglos hormonales.
- Deficiencias de la circulación sanguínea o linfática.
- Procesos alérgicos.
- Deficiencias respiratorias.
- Dolores en general.